De todos los óxidos de nitrógeno que se encuentran en la atmósfera, solo el dióxido de nitrógeno (NO2) tiene un efecto negativo en la salud.
La exposición a altas concentraciones puede ocasionar daño en la membrana celular del tejido pulmonar y a bajas concentraciones puede ocasionar irritación en las vías respiratorias o agravar los síntomas de enfermedades respiratorias como bronquitis y pulmonía.
Todos los vehículos que utilizan motor de combustión producen óxidos de nitrógeno y en la Ciudad de México son la principal fuente de emisión de este contaminante.
La Norma Oficial Mexicana (NOM-023-SSA1-2021) establece dos valores límite para el NO2, 0.106 ppm para el máximo del promedio horario y 0.021 ppm para el promedio anual.
Los óxidos de nitrógeno y las partículas suspendidas tienen una estrecha relación, ya que provienen de la misma fuente de combustión. Además, los óxidos de nitrógeno en la atmósfera al oxidarse reaccionan con otros gases para formar aerosoles.
En la atmósfera los óxidos de nitrógeno reaccionan con otros compuestos para formar el ácido nítrico (HNO3).
El ácido nítrico se mezcla con el agua de lluvia disminuyendo su pH y precipita en forma de lluvia ácida.
La emisión de este contaminante ocurre en todos los procesos de combustión a altas temperaturas y también en la generación de la energía eléctrica.