El ozono es un fuerte oxidante que en altas concentraciones produce irritación en los ojos y en las vías respiratorias, disminuyendo la función respiratoria.
Existe una relación directa entre la exposición crónica al contaminante y el aumento en los casos de morbilidad y mortalidad.
Las plantas son muy sensibles a altas concentraciones de ozono, generalmente produce clorosis y necrosis en las hojas pero el tipo de daño depende de la sensibilidad, la concentración del ozono y el tiempo de exposición.
En actividades agrícolas puede provocar una disminución importante en el rendimiento de los cultivos.
La Norma Oficial Mexicana (NOM-020-SSA1-2021) establece el cumplimiento gradual para valores límite de ozono, en los años 2024 al 2025 se especifican concentraciones menores a 0.090 ppm en el promedio horario y 0.060 ppm para el máximo del promedio móvil de 8 horas.
En la estratósfera, a una altura aproximada de 20 km se encuentra la capa de ozono, la cual concentra la mayor cantidad de este gas en la atmósfera. Esta capa protege al planeta de los nocivos rayos ultravioleta y sin ella la vida en la Tierra no sería posible.
El deterioro de la capa de ozono en las últimas décadas se debe principalmente a la presencia de compuestos emitidos por la actividad humana como los clorofluorocarbonados y bromofluorocarbonados.
La destrucción de la capa de ozono forma un agujero que afecta seriamente el hemisferio sur del planeta.
El ozono troposférico se encuentra a nivel de superficie, en áreas urbanas se produce cuando los óxidos de nitrógeno (NOX) y los compuestos orgánicos volátiles (COV) reaccionan en la atmósfera en presencia de luz solar. En altas concentraciones puede poner en riesgo la salud humana y la vegetación.