Page 82 - Informe de la Calidad del Aire 2016
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Calidad del aire en la Ciudad de México
 Tendencias
Con respecto al año previo se observaron re- ducciones moderadas en los promedios anuales de monóxido de carbono (-13%), óxidos de ni- trógeno (-6%), PM2.5 (-3.5%), dióxido de nitrógeno (-3%), dióxido de azufre (-1%) y partículas sus- pendidas totales (-1%). En ozono y PM10 se regis- traron incrementos de 7.5 y 3%, respectivamente; el promedio anual de las concentraciones diurnas se incrementó en 4.3% con respecto a 2015. La reducción en la concentración de los contami- nantes primarios sugiere que las políticas vigentes mantienen aún un impacto favorable en el control de emisiones a pesar del crecimiento de la ciudad y su área conurbada. En la Figura 3.31 se com- paran los porcentajes de reducción de los prome- dios anuales con respecto a 1990 (que fue el año a partir del cual inició la gestión de la calidad del aire en la zona metropolitana), valores negativos indican valores por debajo del promedio de 1990; entre menor sea el porcentaje, mayor será la re- ducción, una tendencia decreciente en el por- centaje indica una disminución continua en el promedio anual del contaminante. Con excep- ción del ozono, dióxido de azufre y PM10 el resto de los contaminantes continuaron descendiendo en 2016.
A pesar del aumento progresivo en el parque vehicular, la mejora en la tecnología de com- bustión en los motores y control de emisiones en los vehículos y el estricto control de emisiones me- diante el Programa de Verificación Vehicular, han contribuido a mantener la tendencia descendente en monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno. El uso de combustibles con bajo contenido de azufre ha sido el factor más importante para man- tener la tendencia decreciente en las concentra- ciones de dióxido de azufre, sin embargo, la con- centración de este contaminante está sujeta a la calidad de los combustibles empleados en la región industrial de Tula-Tepeji. Por otra parte, en el caso del ozono será necesario realizar un análisis detallado para determinar las posibles causas del aumento en la concentración, ya que después de varios años de relativa estabilidad, a partir de 2015 se observó un incremento incipiente. Aún cuando este cambio en el patrón de compor- tamiento podría no ser significativo y responder a
cambios en la meteorología regional o global (e. g. El Niño) o cambios en la química atmosférica, será importante evaluar su impacto en la gestión. Resulta interesante observar que los niveles de ozono aumentaron a pesar de que se mantiene una tendencia descendente en las concentra- ciones de óxidos de nitrógeno y monóxido de car- bono (usualmente utilizado como indicador de orgánicos de las fuentes móviles). Se sabe que en el régimen de producción de ozono sensible a compuestos orgánicos volátiles (COV) de la Ciu- dad de de México, una disminución moderada en las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOX), po- dría provocar un aumento en la producción de ozono. Evaluaciones previas han demostrado que se requiere una reducción mayor al 50% en las emisiones de NOX para lograr disminuciones sig- nificativas en ozono, mientras que cualquier re- ducción en COV tendría un efecto inmediato en la reducción de ozono. Diversos estudios han de- mostrado que las políticas para el control de ozono deben priorizar el control de COV más que de NOX, de otra manera, a pesar de los esfuerzos para reducir las emisiones de los precursores el impacto en la formación de ozono podría ser in- significante o incluso inducir un incremento.
En el caso de las partículas, las políticas de gestión de las últimas décadas priorizaron el con- trol de las emisiones primarias, ya que en el siglo pasado tenían una mayor contribución a la masa de las partículas en suspensión. Sin embargo, los hallazgos de las grandes campañas de 2003, 2006 y los resultados del monitoreo del SIMAT, indi- caron que los aerosoles de origen secundario tienen el mayor aporte a la masa de las partículas, principalmente en las fracciones más pequeñas. En este sentido, las acciones del PROAIRE 2011-2020, que priorizan el control de las fuentes primarias, tendrán un impacto mínimo en los nive- les actuales de las partículas suspendidas (como lo demuestran las tendencias de los últimos años). Sin descuidar el control de las emisiones pri- marias, el reto para la siguiente generación de políticas ambientales será el estudio de los proce- sos responsables de la formación de aerosoles se- cundarios, así como la identificación y control de sus principales precursores.
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