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Monóxido de carbono
El monóxido de carbono es un gas insaboro,
incoloro e inodoro. En la atmósfera desempeña
un papel menor como gas de efecto invernadero
por su capacidad de absorber pequeñas canti-
dades de energía infrarroja. Tiene una escasa con-
tribución a la producción de ozono troposférico,
aerosoles o depósito atmosférico. En el aire am-
biente es un gas que tiene efectos importantes en
la salud humana cuando se encuentra en concen-
traciones elevadas. Se produce durante la com-
bustión incompleta de los combustibles fósiles y
la quema de biomasa. En interiores se genera en
los calentadores de agua y estufas de gas. En la
Zona Metropolitana de la Ciudad de México, el
parque vehicular es la fuente de emisión más im-
portante con una contribución anual de 696,288
toneladas (SEDEMA, 2016), que corresponde al
96% de la emisión total.
La exposición a este gas provoca efectos a
corto plazo en la salud. Una exposición a concen-
traciones mayores a 300 ppm durante una hora
provoca dolor de cabeza, mientras que la exposi-
ción a una concentración mayor a 700 ppm du-
rante una hora puede provocar la muerte por as-
fixia (Jacobson, 2012). El envenenamiento por
monóxido de carbono ocurre al disolverse en la
sangre y reemplazar el oxígeno en la hemoglobi-
na. Interfiere con la difusión del oxígeno en la mi-
tocondria y en la oxidación celular. Para la mayoría
de las personas, los efectos agudos de la exposi-
ción al monóxido de carbono son reversibles al
disminuir la exposición al contaminante, sin em-
bargo, después de la exposición es posible expe-
rimentar síntomas neurológicos o sicológicos du-
rante algún periodo de tiempo.
El monóxido de carbono se emite principal-
mente a través del escape de los vehículos y está
fuertemente relacionado con otros contami-
nantes emitidos a través del escape de los vehícu-
los como los hidrocarburos (Jaimes-Palomera, et
al. 2016), los óxidos de nitrógeno y el carbono
negro (Baumgardner et al., 2000). Esta asociación
permite emplear al monóxido de carbono como
un sucedáneo de estos compuestos.
En la zona metropolitana existe un crecimien-
to continuo en el parque vehicular, principal-
mente en el área conurbada del Estado de México
(Figura 3.11). En 2014 el total de vehículos matri-
culados fue de 5,259,553 vehículos, de los cuales
el 54% correspondieron a la zona conurbada del
Estado de México y el 46% restante a la Ciudad de
México. Este registro no incluye a los vehículos
con placas federales o foráneas. Además del im-
pacto en la calidad del aire, este incremento con-
tinuo del parque vehicular afecta los patrones de
circulaciónyloshábitosdemovilidadenlaciudad.
En la década de los 90 se hablaba de "horas
pico" en el tránsito vehicular, en las cuales se ob-
servaban los valores máximos de vehículos en cir-
culación y generalmente correspondían con los
horariosdeinicioyconclusióndelperiodolaboral.
Sin embargo, con el crecimiento del parque vehi-
cular y los cambios en los patrones de movilidad
de la ciudad, las horas pico fueron reemplazadas
por un máximo casi continuo de vehículos (Figura
3.12) durante los días laborables (lunes a viernes),
en donde el número de vehículos en circulación se
mantiene relativamente constante entre las 8:00 y
20:00, con pequeños incrementos alrededor de
las 8:00, 15:00 y 19:00, que corresponde a las ho-
ras de inicio de labores, comida y fin de labores.
Destaca el hecho de que el movimiento de la cir-
culación inicia a partir de las 5:00 y concluye des-
pués de la medianoche.
Figura 3.11. Vehículos registrados en la Ciudad de
México y su área metropolitana entre 1996 y 2014.
Informe anual 2015